Capítulo 2
El sueño de THoT se escurrió como agua entre sus dedos. Un grito estridente lo inundó todo y al volver a la realidad y abrir lo ojos, el Torchic se levantó espantado sin poder acordarse siquiera donde se encontraba. A su lado LusoT pasaba por un proceso similar. En medio de la confusión ninguno llegaba a entender las palabras. Fue poco a poco que sus adormiladas mentes fueron agrupando y ordenando los sonidos hasta que por fin pudieron entender.
- ¡Levántense! ¡Ya es tarde! Si no estamos todos, ustedes no serán lo únicos a los que castiguen así que, ¡apúrense!! – era un Loudred quién gritaba a toda voz sin detenerse en el hecho de que ellos ya se habían levantado- Oh! Soy Lyubov mucho gusto, los espero arriba…¡Rápido! – se dio la media vuelta y se perdió de vista.
- LusoT. Deberíamos subir. Pero esperáme un segundo, estoy muy mareado.
- Yo también. Sólo espero que no sea así todas las mañanas.
Una vez que estuvieron listos, el Piplup junto los pocos pertrechos que tenían en su bolso y subieron al Gran Salón. Allí estaban reunidos todos los del gremio y otros que ya habían comenzado a llegar.
“¡Uno!
El buen explorador debe ser trabajador
¡Dos!
El que prefiere escapar tiene poco que ganar!
¡Tres!
Sonrisas para todos y encontrarán muchos tesoros!”
Todos comenzaron a desagruparse, algunos se iban por las escaleras y otros se volvían hacia los tablones de anuncios buscando alguna misión, otros simplemente se juntaban a charlar un momento. Ellos dudaban sobre qué deberían hacer, habían comenzado a enfilar hacia los anuncios cuando una llamada los detuvo.
- ¡Equipo GuisoT! – era Runt el Chatot – Vengan aquí un momento – a lo que ellos obedientemente se acercaron – Bien, como saben es su primer día en el gremio. Hoy comienza su entrenamiento, pero antes que nada pasarán por una prueba, para ver de qué tanto son capaces. El director les asignará una misión especial. El cumplimiento de esta los acercará un gran paso para convertirse en un equipo de exploración. Síganme.
- ¡Sí señor! – respondió LusoT lleno de emoción.
Runt los guió hasta la puerta; al cruzarla se encontraron nuevamente en la oficina de Arket. Todo estaba quieto, de hecho no vieron rastro de él hasta que luego de escucharse un silbido salió disparado desde dentro de un baúl que había en el fondo.
- ¡Holas! ¿Cómo les vas? ¿Runt ya les contó de la misión especial? Parece que no encuentro mi pelota por ningún lado. Ya buscamos aquí y allá – LusoT y THoT se voltearon por los incesantes aleteos del Chatot, que parecía algo avergonzado – ¡pero nada! El único lugar que se me ocurre donde podría estar es aquel bosque donde fuimos a jugar hace unos días con Runt.
- ¿El bosque Naran, señor?
- Sí sí, ese mismo. No estuvimos mucho rato pues jugar ahí era deprimente pero es la última vez que recuerdo haberla visto. Miren, es verde y con una estrella roja.
- Es un tesoro muy valioso – explicó Runt – fue su primer descubrimiento, en unas ruinas al este.
- Por eso, THoT y LusoT, les encargo ésta importante misión – concluyó él.
Una vez fuera Runt les dio una última consigna.
- No se desvíen de su camino y encuentren el tesoro del director.
- ¡Sí! – respondieron a coro.
- El bosque Naran lo encontraran en el mapa que les di ayer.
Una vez Runt se hubo retirado, LusoT sacó el mapa. El día anterior ni siquiera le había dado importancia. Como elemento cartográfico era muy rudimentario, con bruscos trazos aparecían dibujados, la villa Tesoro, el gremio, la costa que se extendía hacia el Norte y al Sur. Al Este se extendían barios bosque entre los que pudo reconocer el de la granja de sus padres. Aprovechaba una gran claro en el medio del bosque para sembrar sus verduras. Al Norte fue dónde encontró al bosque Naran.
- THoT tenemos que ir aquí – dijo marcándole.
- Mmm, no parece muy lejos, vamos a tener tiempo de sobra. Vamos.
Sin más demoras partieron. No habían tenido oportunidad de saludar a Dicso o a Spake, ni de preguntar por Selv y Mido pero dado que era una misión especial y al mismo tiempo la primera, lo mejor era concentrarse, “sin desvíos”. Luego de una caminata a paso veloz y en silencio llegaron a los lindes del bosque Naran y se adentraron en él.
- Tengo la impresión de que en lugar de haberlo llamado bosque Naran tendrían que haberle puesto algo como…- comenzó a decir LusoT
- ¿El pantano Naran? – completo THoT.
Todo en derredor hedía. Todo el suelo estaba lleno de charcas de agua estancada y los frondosos árboles que crecían ocupaban toda la luz solar, dejándolos en las sombras. Y por raro que pudiese parecer era precisamente este ambiente el que promovía el crecimiento de las bayas Naran por toda la zona. LusoT juntó muchísimas.
- Dicen que estas bayas te ayudan mucho si estás herido, por lo cual mejor reservar ante alguna… ¿eventualidad?
- Y son bastante ricas también. Dijo el Torchic con la boca llena. Yo hubiera creído que si crecían en un lugar lo que se podía esperar…
- Es que fueran asquerosas, si... Pero a mi no me gustan mucho.
- Como sea - dijo engullendo.
Todo estaba muy tranquilo y no sabían por donde deberían comenzar a buscar. De mutuo acuerdo pensaron en comenzar por adentrarse y conocer la zona antes de intentar nada. Y la zona era marcadamente monotemática. Árboles, árboles, charcas, árboles y muchísimas bayas Naran, pero nada más. Les costaba creer que todo estuviese tan vacío.
Una de las patas de LusoT se hundió un poco en el suelo. Al mirar vio que una sustancia violeta y viscosa iba tiñendo el agua de la gran charca donde se encontraban.
- Oy, creo que pisé algo – dijo agachándose para ver que era, cuando por debajo del agua unos ojos furiosos se abrieron.
El Piplup instintivamente se echó hacia atrás, lo mismo que THoT, impulsado por la sorpresa. Desde el agua se elevó un montón de esa misma sustancia, coronada por aquellos ojos.
- ¡Grimer! – gritó con una boca que se abría y cerraba dejando ver una lengua purpúrea en el interior.
- Hola – dijo LusoT mientras el Grimer se acercaba a ellos lentamente.
- Me parece que está enojado porque lo pisaste.
- Esto… perdón por haberlo pisado.
Fue entonces cuando se dieron cuenta que a sus espaldas, cerca de una decena de Grimers comenzaron a levantarse.
- No parece que con unas disculpas sea suficiente.- dijo THoT tironeándole del ala.
Ambos corrieron hacia adelanta, hacia el primero Grimer que los aguardaba levantando dos pequeños brazos. A último momento pudieron esquivar sus manotazos y comenzaron la huida. Ninguno de los Grimer era muy lento, pues aun con ese andar pegajoso y reptante, les pisaban los talones. Salieron pronto de la charca y procuraron no entrar en ninguna otra, pues de las aguas comenzaron a brotar montones de nuevos perseguidores, que al igual que los otros no dudaban en salir del agua con tal de alcanzarlos.
Al doblar en lo que creyeron una roca gigante, LusoT tropezó con algo. Al ver comprobó que se trataba de una lengua que se le había enroscado en su pata. Lo que habían tomado por una roca se trataba en realidad de un gran Muk. THoT sin pensárselo dos veces le dio un picotazo seco, la legua cedió al tiempo que un quejido se dejaba escuchar, y ellos retomaron la carrera. Ahora bien, correr en la playa era una cosa pero correr en aquel bosque llevo de aire malsano era muy diferente y no tardaron en cansarse. Pero continuaban. Corrían, corrían sin poder pensar en otra cosa, olvidando por completo la pelota del director, olvidando por completo mirar dónde iban. Por lo que cayeron sin remedio por un barranco que tenían delante. Los Grimer descartando la idea de que se hubiesen arrojado se dispersaron, unos dándose por vencidos, otros siguiéndoles la pista por otro lado. Ellos por su parte simplemente cayeron hasta que los detuvo el suelo.
- THoT… THoT, ¿estás bien?
- Mmm seh, pero ¿qué diablos les pasa a esos Grimer? Lo entendería si nos hubiera perseguido el que pisaste pero de pronto todos se volvieron locos – dijo poniéndose en pie – ¡Hey! ¿Podés caminar con eso? – preguntó señalándole el pie.
- Si no tengo nad…- se interrumpió: su para estaba morada allí donde la lengua de Muk se había enroscado.
- Parece que son veneno puro, ¿te duele?
- Un poco - se apoyó en THoT y así continuaron la búsqueda.
Siguieron caminando por largo rato. El escenario pantanoso había cambiado drásticamente y ahora si se parecía más a un bosque. Hasta el hedor había menguado y solo se sentía de forma lejana. Sin embargo ambos repararon en ciertos detalles que les hicieron echar de menos el pantano. La tierra tenía un color pálido y un fino polvo la cubría. Las hojas de los árboles eran de un color oscuro y marchito; y los troncos secos. La tranquilidad sospechosa anterior se había convertida en desoladora.
- El paisaje cambió mucho, ¿no? – preguntó LusoT nervioso.
- Sí, me pregunto si esto siempre fue así.
De pronto unos diez metros adelante apareció una pelota, que venía rodando hacia ellos. No tuvieron que reparan en los colores ni en la estrella que tenía, automáticamente supieron que era esa. Sin embargo cuando se encontraba a cinco metros, de la nada surgió un Munchlax que la tomó.
- Hola – dijo THoT.
El Munchlax al verlos pareció muy sorprendido.
- Ho…ola… ¿y ustedes…?
- Yo soy THoT y el es LusoT, ¿Vos?
- Yo me llamo Koru… pero ¿Ustedes de donde vienen? ¿Y por qué vienen?
- Vinimos buscando esa pelota – le dijo LusoT.
- ¿Esta pelota? ¿Y si la tienen se irán? – preguntó ofendido- ¡Es mía! Yo la encontré. No se les pienso dar nada.
- Espera, espera Koru, ¿Por qué quieres tanto eso?
- Fácil, es un tesoro y yo lo encontré. Es casi lo único que tiene color acá, aparte de mí…y de ustedes ahora que llegaron.
- Pero…
- Te entiendo, ¿Y que tal si te damos algo a cambio por la pelota? Nosotros la necesitamos, pero no tenemos ningún problema en cambiártela por algo que quieras.
- Mmm
- ¡Tenemos muchas bayas Naran! – propuso LusoT.
- ¡No! Yo sé que hay muchas allá arriba, pero… ahora son azules, mas no tardaran en descomponerse. Esta pelota, como le dicen ustedes, es resistente y su color no se pierde, debe de ser mágica… y por eso la quiero.
- No te preocupes. Mira Koru, hay muchas cosas mágicas en este mundo y nosotros sólo queremos esa, así que buscaremos algo por el cual cambiártela.
- Mmm bien, espérenme acá – dijo mientras se perdía entre los árboles.
- ¿Qué vamos a hacer ahora?
- Pues volver a la villa Tesoro, seguro algo encontramos para darlo.
- Oigan, si quieren evitar a los Grimer van a tener que dar un pequeño rodeo – dijo Koru al volver – y tú, Piplup, necesitarás esto – dijo arrojándoles una fruta amarilla – el jugo del limón ayudará a que tu pata no se ponga peor.
- Gracias – alcanzó a decir él.
- Tengan cuidado en la vuelta, yo los esperaré por acá.
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- ¿Qué te parece? Hay muchas… últimamente la cantidad de misiones han incrementado bastante – preguntó Dicso a su compañero.
- Es verdad, veamos… ¿qué tal ésta? - sugirió Spake – es de Irog el Smeagle, parece que tenemos que ir al desierto del Norte. Es algo lejos pero es para ayudar a una pareja de Nidoran con su hijo
- Entonces deberíamos darnos prisa.
- Ahá, bueno, aunque ya hayamos pasado por él, por fortuna no tengo mucha memoria pero Irog, adjuntó un mapa que incluye la ubicación dónde buscarlos.
- Bien, espero que con esto sea suficiente – dijo el Cubone, dándole unas palmaditas a la bolsa que llevaba.
- Siempre llevás cosas de más Dicso.
- Es que hay que estar preparado, nomás por eso, esperáme un segundo- dijo separándose de su amigo antes de subir las escaleras hacia el exterior; volvió sobre sus pasos hasta una de las mesas – Ehm Kit – dijo tímidamente llamando a una Chimecho.
- Ah sí… Dicso… decime.
- Nos vemos a la noche… y espero con ansias el momento para ayudarte nuevamente con la cena
- Muchas gracias… yo también, mucha suerte- se despidió ella.
- Seh… gracias – dijo sonrojado, sólo que nadie pudo percibirlo debido al cráneo que le cubría el rostro.
Una vez fuera, ambos se dirigieron a paso ligero con rumbo Norte. Tenían una jornada larga pero era mejor llegar al desierto por la noche pues tendrán que recorrer un trecho considerable en él.
El equipo Pori tenía tiempo de haberse formado; hacía ya dos años que se conocían y sólo unos meses habían entrado en el gremio.
Habían venido de muy lejos al Norte y fue en esa ocasión que habían tenido la oportunidad de cruzar el desierto Golo de un extremo al otro. Dicso había conocido a Spake en las cuevas donde vivía, en lo profundo bajo las montañas. Había pasado mucho tiempo sólo en esa oscuridad, en ese entonces era frío como el hielo, fue ahí dónde se lo encontró mientras exploraba las minas, excavadas por garras extrañas, en uno de sus tantos viajes. El Pikachu lo invitó a unírsele y a ver la luz del sol, que en aquel lugar parecía sólo un invento de una imaginación fantasiosa. Mientras el tiempo fue transcurriendo Dicso fue abandonando su coraza y abriéndose un poco más, pero nunca preguntó mucho sobre el origen de Spake y como él tampoco le pregunto por el suyo continuaron con ese acuerdo tácito.
Estas cosas daban vueltas sobre las cabezas de ambos a causa de su pequeño viaje al Norte que significaba algo así como volver sobre sus pasos.
- Spake, tengo que agradecerte, si no fuera por vos seguiría en esas minas, en la oscuridad sin poder ver adelante.
- Está bien, ya te lo dije. De todas formas necesitaba que me guiaras hacia la salida. Un hueso dio de lleno en su cabeza.
- Sí… como sea.
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- Qué lata… ahora tenemos que volver para darle al Munchlax algo a cambio por la pelota- se quejaba LusoT, quien aspiraba a misiones más importantes y el estar tras un juguete lo ponía ansioso.
- Puede ser, pero si te lo tomas así va a ser muy tedioso este entrenamiento. Concentrémonos en lo importante. Por ejemplo, aquel lugar donde estaba Koru, había algo distinto en ese lugar.
- Lo decís por todos esos árboles secos.
- No, otra cosa – dijo inseguro THoT.
- De todas formas ¿qué le podemos dar?
- Mmm no tengo idea, pero cuando lleguemos a villa Tesoro lo mejor es que enfilemos para el almacén de los hermanos Kecleon, allí venden de todo por lo que vimos ayer.
- Tenían mucha comida y hasta leche, que de seguro viene de la granja de mi familia, pero no se si algo de eso le puede interesar.
- ¿Y otra pelota? – sugirió.
- Puede que no lo recuerdes pero esas cosas son reliquias del pasado y sólo una clase de pokemón se dedicaba a fabricarlas.
- Entonces ésta debe de ser un verdadero tesoro, realmente importante para el director – comenzó a razonar.
- En efecto.
- Con lo cual esta no es una misión cualquiera – concluyó.
- Si lo decís así… entonces ¿qué hacemos? – aceptó LusoT.
- Bueno, ya veremos al llegar, además se llama villa Tesoro, seguro tiene que haber cientos de cosas que nos sirvan.
- Sí sí, creo que ahora sí me emocionó esto.
No tardaron en llegar a la villa y encontrarse frente a la puerta de la casa de los Kecleon, sólo que a diferencia del día anterior la encontraron cerrada por lo que tuvieron que golpear.
- Hoy no estamos abriendo – se escuchó una voz apagada, la puesta se abrió y dejo ver al hermano mayor que parecía abatido.
- ¿Pasó algo señor Dono?- preguntó LusoT preocupado.
- Yo estoy bien pero mi hermano despertó enfermo. Viene en camino dos pokemones que me dijeron que podrían ayudarlo. Nunca había visto algo así. No ha comido nada fuera de lo común.
- ¿Y si no comió nada extraño por qué iría a enfermarse?
- No tengo idea. Por eso fui a preguntarle al anciano Vint, quién me contó sobre un pokemón que estaba de visita por el pueblo y que justamente se hallaba de viaje para resolver casos como éstos. La pequeña Rin fue a buscarlos, a ella y a su acompañante. Ahora la verdad es que… - si hubiera tenido unos momentos más les habría pedido cordialmente que se marcharan, pues él mismo no se sentía con muchos ánimos para charlar, pero alguien lo llamó.
- ¡Señor Dono! ¡Ya vine! – todos se giraron y pudieron ver a una pequeña Cyndaquil corriendo hacia ellos seguida apenas detrás oír una Chansey y un Medicham.
Corrieron a toda prisa y al llegar Rin se rezagó y la Chansey se adelanto hacia el Kecleon, con el equipo GuisoT hecho a un lado. Se presentó rápidamente con un “Yo soy Kalin, ¿dónde está su hermano?” y entró sin más preámbulo. THoT y LusoT estaban por preguntar si podían ayudar en algo cuando la puerta se cerró. Ambos quedaron preocupados sin contar que ahora no tenían lugar para comenzar. Apesadumbrados como estaban no se habían dado cuenta que aunque el Medicham había entrado, la Cyndaquil seguía allí fuera.
- ¿Ustedes son nuevos por aquí? – les preguntó curiosa.
- Es nuestro primer día en el gremio de Wigglytuff – dijo orgulloso LusoT.
- Ya veo, yo soy Rin. No hace mucho que vivo acá. Desde que mi padre falleció vine a este pueblo al cuidado del mejor amigo de mi abuelo…
- ¿Tu papá murió?
- El tuvo una enfermedad parecida por lo que dicen, pero ahí no había ninguna Chansey para ayudarle. Vint es ya un abuelo para mí. Y este pueblo es bellísimo, distinto a cualquier otro. Oigan, pero si ustedes son un equipo de rescate ¿No tendrían que estar en alguna misión?
- La verdad, hoy nos encargaron nuestra primera misión… pero… - dijo cabizbajo el Piplup.
- No sabemos muy bien cómo seguir. Estamos buscando un objeto, algo así como un tesoro- completó THoT.
- Pensábamos comenzar nuestra búsqueda acá pero están cerrados.
- Jajajaja pero bueno no se irán a rendir así de fácil, ¿o sí? – preguntó Rin entre risas.
- No te rías – dijo casi ofendido LusoT.
- Es que la verdad, buscan un tesoro, creen que es más fácil buscarlo acá en la villa Tesoro. Se olvidan que no sólo la villa, sino todo el mundo esta repletos de tesoros por descubrir. Es como buscar una paja en un pajar – exclamó Rin como quien da una lección frente al aula – o eso me dijo el abuelo…
- Bueno, eso es muy cierto – concluyó THoT.
- Entonces… - mientras LusoT se disponía a proponer algo la puerta de los hermanos Kecleon se abrió detrás de ellos.
- Pero ¿quién? – preguntó el señor Dono a la Chansey – Yo no puedo dejar sólo a Mon en el estado que se encuentra.
- Tengo una idea- anunció ella – pequeña Rin, tenemos un favor que pedirte. Hoy me llegó una carta para que vuelva a la comunidad de donde vengo, de hecho ya me hubiera ido sino hubiera sido por esta urgencia. Como oíste el señor Mon esta enfermo y necesita para su tratamiento una flor que crece en el bosque ¿Podrías ir por ella? – le pidió Kalin, para sorpresa de todos, a la pequeña Cyndaquil; el equipo GuisoT que se encontraba a su lado se adelantó en responder a coro.
- ¡Nosotros iremos!
- No podemos dejar que Rin vaya sola al bosque para algo somos un equipo de rescate.
- Pero ustedes tienen una misión que cumplir y eso es más importante…
- Si hay una vida implicada esto SIEMPRE va a ser más importante – sentenció LusoT; Rin lo mismo que los demás, se turnó para ver a los ojos tanto a él como THoT, y en ambos leyó la misma determinación por lo que no insistió.
- Gracias chicos, pero yo de todas formas le s quiero acompañar…- dijo con timidez.
- Hecho- dijo THoT.
- Muchas gracias, les estoy muy agradecido a los tres- dijo el señor Dono.
Kalin les explicó los detalles brevemente tras lo cual se marchó con su acompañante Medicham, no sin antes disculparse por no poder quedarse más tiempo y además explicarle al hermano menor de los Kecleon cómo debía proceder una vez tuvieran la flor.
Los tres partieron a toda prisa, pues les habían dicho que cuanto más tardaran menos probabilidades había de que la flor pudiera ayudarlo.
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Dicso y Spake por su parte, una vez llegaron al desierto lograron encontrar el oasis en tan sólo una hora. Mientras se acercaban notaron que crecía una gran variedad de palmeras y arbustos en las cercanías del agua, no notaron nada extraño hasta que se hubieron acercado más. Fue entonces cuando una de las ramas de un árbol se agitó de forma tan sorpresiva, abalanzándose hacia ellos sin darles tiempo a reaccionar. Spake la esquivo por loes pelos, pero Dicso la recibió de lleno y fue derribado.
Spake sin perder tiempo ayudó a levantarse a Dicso, quién se tambaleó de tal forma que casi ambos acaban cayendo; tenía el tobillo derecho inflamado y directamente no podía sostenerse. Gracias al apoyo que le dio el Pikachu ambos lograron alejarse a tiempo del rango de alcance de las ramas que comenzaron a agitarse también imitando a las primeras. Fue entonces cuando pudieron distinguir la causa de todo, se trataba de un Sudowoodo que parecía fuera de sí, y se debatía agresivamente para alcanzarlos, con paso torpe se iba acercando a ellos, quienes no perdieron tiempo y se alejaron hasta perder de vista el oasis.
- ¿Estás bien? – preguntó Spake.
- Sí, pero no puedo mantenerme en pie yo sólo – explicó un poco avergonzado.
- Mmm ¿qué diantres le pasaba a ese Pokemon?
- Tal vez sólo defendía su territorio y nos consideró extraños.
- Puede ser pero ni siquiera nos habíamos acercado a él. Fue más bien él, quien se tiró sobre nosotros. Pensaba que los Sudowoodos a pesar de la gran fuerza física que los caracteriza difícilmente la usaban en la pelea y sólo la empleaban para defensa propia.
- Bueno, siempre está la excepción a la regla.
- Como sea… el caso es que ahí no había ni rastro de la pareja de Nidorans.
- Tal vez cuando apareció el Sudowoodo ellos huyeron.
- Pero, ¿a dónde? No hay muchos lugares a los que ir en el desierto. – dijo mirando hacia el horizonte pensativo.
- Sólo se me ocurren las cuevas que están por los lindes del desierto.
- Entonces sólo queda dirigirnos allí – dijo pasándose el brazo del Cubone alrededor de los hombros.
El viaje hasta el desierto había sido largo de por sí, por eso no les extrañó encontrar las cuevas cuando faltaba tan poco para el atardecer. Avanzaban entre la luz decreciente llamando al aire esperando escuchar alguna replica. Para su fortuna no tardaron mucho en recibirla.
- ¿Quiénes son? – preguntó desconfiada una voz.
- ¡Un equipo de exploración! Estamos buscando unos Nidoran! – respondió enérgicamente Spake – puede que estén en problemas.
- Con los últimos destellos de crepúsculo distinguieron la silueta de un Ivysaur que se dirigía hacia ellos.
- Son amigos míos, les mostraré el camino. Estamos viviendo en las cuevas ahora, pero ahí no hay ninguna fuente de agua. Sólo teníamos el oasis. Pero hace unos días Samo comenzó a atacarnos y huimos como pudimos pues el hijo de los Nidorans todavía no nació y hasta tuve que llevarlo entre las hojas de mi flor.
- Nosotros vinimos a ayudar.
- Tenemos que actuar sino el pequeño moriría de sed al nacer. No tenemos más opción que ir al oasis… - dijo el Ivysaur pensativo – ¡oh! Lo siento… me llamo Tolri.
- Yo Dicso.
- Y yo Spake… este Samo que decís, ¿es un Sudowoodo?
- En efecto, ¿los atacó a ustedes también?
- De hecho por eso es que mi amigo anda rengueando.
- No lo entiendo simplemente, siempre habíamos vivido tranquilamente. Fue un día que de pronto comenzó a comportarse así sin razón aparente.
- Ya veo – dijo Spake, aunque le constaba trabajo entender.
Los pokemones planta y sobretodo los Sudowoodo son un claro ejemplo, son de naturaleza tranquila y calmada; es muy raro que ataquen a alguien así sin más.
- La verdad en un principio no sabíamos que hacer pero nunca pensamos en responder de modo alguno a su agresión, sin embargo con la situación actual. No veo otra forma – sentenció Tolri – Bao el Nidoran de seguro nos acompañará si le comentamos, pero antes deberíamos ver si podemos tratar tus heridas – le dijo a Dicso.
- Sí… yo estoy bien, no se preocupe.
- Es sólo un golpecito, es que mi amigo es muy quejita.
- Quejita o no, Iona las revisará una vez lleguemos.
- Está bien, así será,
- Pero yo todavía no entiendo señor Tolrim si el Sudowoodo es su amigo, ¿cómo vamos a atacarlo?
- No es que me agrade la idea pero con el correr de los días la pobre Iona ha estado más deprimida, no sabíamos qué hacer o decir. Peor ahora que han venido ustedes, tengo claro que debemos actuar.
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La flor de la luna. Una flor que había aparecido recientemente una noche que la luna se tiñó de rojo, como respuesta a un mal que acontecería pronto y se encontraba latente. Les explicó Kalim cómo habrían de buscarla, una flor como ninguna otra de una blancura inigualable con pequeñas manchas de un rojo intenso.
Varias horas llevaban buscando la flor cuando gracias a los matices anaranjados del sol un Spoink los distinguió.
- Buenas tardes amigos – saludó con serenidad.
- Hola – saludaron los tres al unísono.
- Amigos diganme, ¿qué los trae tan profundo en las montañas? Parecen angustiados.
- Estamos buscando una flor – dijo Rin.
- Con que una flor… pues por acá hay muchas de todo tipo – dijo señalando hacia todas partes tratando de transmitir el amor que sentía por aquel bosque.
- Estamos buscando una flor en especial, señor…
- Arimo.
- … señor Arimo, buscamos la flor lunar.
- ¿La flor lunas? – preguntó sobresaltado el Spoink perdiendo su aura de tranquilidad.
- Esa misma.
- Entiendo, la verdad estábamos temiendo esto pero preferimos pensar que este momento no llegaría. Desde que esas flores aparecieron, supimos que tiempos difíciles se acercaban. Ahora están aquí.
- ¿A qué se refiere? – preguntó LusoT
- Es una profecía de nosotros los monjes Casi. Si ustedes buscan esa flor, acompáñenme, los llevaré al templo dónde la flor lunar crece en abundancia – dijo comenzando a guiarlos.
- La buscamos porque nos han dicho que podría ayudar a un amigo que contrajo una rara enfermedad.
- Aquellos más sensibles son los que primero sienten que algo se acerca. De todas formas ustedes dos están buscando otra cosa además.
- De hecho… - dijo THoT.
- Ya casi llegamos – cruzaron los últimos árboles cuando se encontraron con un gran claro y en el medio una construcción muy rudimentaria comparada a las de las ruinas de villa Tesoro, pero que se alzaba elegantemente en equilibrio con su entorno. Otros dos Spoink se encontraban afuera sentados en la hierba.
- Vamos, la mayoría ya están dentro.
- Una vez dentro se dirigieron al comedor, habitación caracterizada por una gran mesa larga donde acorde a lo dicho por Arimo, casi todos estaban sentados y fueron pocos los que mostraron alguna curiosidad por los jóvenes visitantes.
Ante el anuncio de Arimo sobre la flor lunar sí hubo reacciones y aunque variadas, todos estuvieron de acuerdo en entregarles las flores lunares que necesitaran. Y fuera porque entendían la urgencia del viaje o porque tan acostumbrados estaban en vivir en el retiro, la cuestión que ninguno les dirigió la palabra enfrascados como estaban en sus pensamientos.
Arima los guió hacia un jardín interno el cual ala luz de la luna parecía brillar con destellos propios, lleno de estas flores, que cualquiera fuese quien las mirar se veía embargado por un sentimiento de desasosiego inexplicable.
- Estas esferas que llevamos sobre nuestras cabezas – comenzó a relatar Arimo mientras los acompañaba al exterior – además de ayudarnos a aclarar nuestra mente nos permiten ver un poco más allá por eso es que les pregunté antes si buscaban algo más. Bien, no se trata de pelotas pero podría funcionar. En el desierto del Norte hay un cráter donde hay por montones pero también sé que ustedes no están de paseo y no tienen tiempo para semejante desvío. Es por eso que les obsequio la mía – dijo tendiéndoles la esfera púrpura a LusoT – Les ayudará a cumplir su misión.
- Muchas gracias – exclamó a dúo el equipo GuisoT, tras lo cual partieron.
El viaje de regreso a Villa Tesoro fue más distendido a pesar de que lo hicieron en medio de la noche. De ida el ambiente estaba tenso porque guardaban todo el temor secreto de no poder ser capaces de hallar aquella valiosa flor; y ahora que la tenían en su poder se sentían mucho más seguros y realizados.
Pero como también sabían que tenían que recuperar el tiempo y volver al gremio con la pelota cuanto antes, ni bien se acercaron lo suficiente al pueblo le encargaron a Rin el pequeño ramo de flores lunares y volvieron sobre sus pasos al bosque Naran.
- LusoT, ¿soy yo o el ambiente de este lugar es un poco diferente? – preguntó THoT cuando ya se habían adentrado un trecho considerable.
- Entiendo lo que decís, no hay ningún Grimer y el mal olor de las aguas ya no está, tanto mejor.
- Sí ya lo creo. Pero no es normal… no me hace sentir cómodo… hay demasiado silencio.
- Puede ser – dijo abriendo los oídos esforzándose por escuchar pero sólo más silencio obtuvo.
El paisaje continuó de esta forma aun cuando llegaron a aquel barranco por el cual habían caído temprano en la mañana. Dieron un pequeño rodeo y pronto encontraron un camino para bajar bastante menos empinado. Recostado sobre un árbol encontraron a Koru, no muy lejos de dónde lo habían visto la última vez.
- Los estaba esperando – dijo sonriendo.
- Es que fue algo difícil encontrar lo que habías pedido – dijo LusoT sosteniendo su bolso ostentosamente.
- Koru, ¿Por qué es que quiere tanto esa pelota?, si es que me permite la pregunta.
- Se la permito si ustedes me responden primero a esa misma pregunta.
- Tenemos una misión, devolvérsela a su dueño, quien fue quién la dejó aquí – respondió THoT parsimoniosamente.
- Pero es sólo una meta más para cumplir nuestro verdadero objetivo, que es ser un equipo de exploración para poder ayudar a los demás – concluyó LusoT.
- Entiendo, entonces no les voy a dar nada hasta que me ayuden a mí.
- ¿Pero no nos habías dicho que…? – comenzaba a quejarse LusoT.
- ¿Y qué es en lo que podemos ayudarte?
- ¿Ven este lugar? – ambos se fijaron en los árboles mustios y escucharon el silencio de ultratumba que se cerraba sobre ellos – Se la doy sólo si me aceptan en su grupo – dijo muy serio Koru, casi como si negociara con rehenes.
LusoT iba a responderle pero THoT le tironeó el ala y al voltearse vio en sus ojos que tenían que hacerlo.
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Desde que habían llegado a la caverna donde se refugiaba la pareja de Nidorans pocas fueron las palabras e intervenciones de Dicso y Spake. Tolrim se encargó de toda la organización. Ni Iona ni Bao llegaron a entender quienes eran ellos o de parte de quién venían; o qué era exactamente un equipo de exploración. Lo importante para ellos era que estaban allí y los ayudarían.
No pudieron hacer mucho por las heridas de Dicso dada las condiciones, pero él aseguró que no era nada grave. Bao, Tolrim, y el equipo Pori salieron sin perder tiempo. Sus compañeros conocían bien el camino por los que los guiaron sin desviarse ni un paso.
Todo estaba quieto en el oasis cuando llegaron; la luna estaba en el cielo pero varias nubes cubrían su luz por lo que se acercaron sin ser advertidos. Se levantó una brisa que gradualmente se convirtió en una ventisca fría.
- ¡Samo! Hemos regresado! – fue como si el ímpetu de aquellas palabras hubieran golpeado las grandes ramas que comenzaron a agitarse con violencia.
- ¿Qué es lo que le pasa? – preguntó asustado y preocupado el Cubone.
- Cuando sucedió, nunca dio ninguna respuesta a lo que le decíamos, sólo atacaba y no parece que ahora vaya a hacerlo – dijo serio el señor Tolrim esquivando con un pequeño salto una de las ramas que se había abalanzado contra él.
Dicso se adelantó a todos y esquivando las ramas le dio un golpe seco con fuerza al Sudowoodo pero fue el quien se estremeció ya que no había tomado en cuenta lo resistente que era su cuerpo. El otro ni lento ni perezoso lo derribó azotándolo con varias ramas. Spake trató de alejarlo del alcance de las ramas mientras el Nidoran embestía al pokemón y el Ivysaur intentaba sujetas lo más posible las ramas con sus lianas, pero éstas se retorcían con fuerza. Unas pocas se zafaron y comenzaron a azotar con fuerza a Bao, quién parecía hacer caso omiso y golpeaba al recio árbol con todo el peso de su cuerpo, el cual pese a los impactos se mantenía en pie.
Spake por su parte verificó que Dicso estaba a salvo se integró a la batalla. Comprobó según había sospechado que sus ataques eléctricos en nada afectaban al Sudowoodo. Intentó con ataques físicos pero no le movía una hoja debido a su pequeño tamaño.
El árbol dejó caer unas hojas que velozmente cortaron las lianas del Ivysaur y ni bien liberaron las ramas se dirigieron hacia el Nidoran hiriéndolo bastante, esto sumado a los golpes le hicieron rezagarse y tomar distancia; mientras tanto las ramas una vez se vieron libres golpearon de lleno en el pokemón planta que al ser tan pesado no pudo eludir nada y recibió el ataque de lleno.
Spake comenzaba a desesperarse porque el no le había podido causar aún, daño alguno al Sudowoodo, quién comenzaba a sacar ventaja a los otros dos. Volteó para ver a Dicso pero este no estaba. Comenzó a mirar por todos lados, pero simplemente no estaba.
El Nidoran estaba echado a un lado con algunos cortes, ninguno muy profundo, pero sangraba de varios; el Ivysaur estaba tumbado y cuando Samo se disponía a terminarlo algo pareció sacudirlo, era como si perdiera el equilibrio. Spake no podía entenderlo. El pokemón fue perdiendo cada vez más la estabilidad hasta que cayó al suelo y quedo inmóvil. Spake se acercó cautelosamente y pudo ver cómo del suelo removido donde antes se encontraran las raíces emergió un Dicso cubierto de tierra.
- ¿Ya está? – preguntó exhausto – No… estoy acostumbrado a excavar tan rápido…
A un lado el Sudowoodo, Spake se acercó a tiempo para sujetar a su amigo quien perdió la consciencia.
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- Bienvenido al equipo GuisoT, Koru.
- Muchas gracias, en marcha entonces… amigos.
Continuará
viernes, 17 de abril de 2009
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